“Egipto, dulce Egipto”. Mariano Mur

Mariano Mur-11Hola, me llamo Steve y tengo 15 años. Estoy aquí para contarte una historia increíble. ¡Prepárate porque vas a alucinar!

Mis padres fallecieron en un accidente a causa de una gran tormenta y yo vivía con mi abuelo. Un día que estaba en el laboratorio de mi abuelo, descubrí en un rincón, una cama un poco rara y yo, tan cansado como venía de hacer mis deberes, me eché para descansar un rato. Me quedé mirando al techo con las manos detrás de mi nuca y con una pierna sobre la otra. Estaba pensando en un helado de vainilla, cuando, casi sin darme cuenta, me dormí y, de repente, me vi en el antiguo Egipto.

Y aparecí ahí. Sí, sí, ahí, en medio del desierto. Hacía un calor terrible. Yo iba vestido con mi ropa de invierno, así que empecé a quitarmela cuando vi a lo lejos una carroza tirada por cuatro caballos. Se acercaba hacia mi a toda velocidad. La carroza frenó en seco y unos soldados me capturaron. Me vistieron con una especie de falda blanca corta. Me vi un poco ridículo, pero para el calor que hacía me pareció adecuado. Me llevaron a un mercado, y ahí me vendieron. Casi sin darme cuenta me había convertido en un esclavo.

Aparecí en la casa de un alto funcionario. Era una casa muy lujosa. En realidad era más que una casa, era un castillo. Yo pasaba todo el día haciendo recados y trabajos para mi amo. Enseguida me enteré de que estaba en Menfis, antigua capital de Egipto, y que, por lo tanto, vivía en el castillo de Menfis. Un día, le dije a mi amo que quería volver a mi casa, pero él pasaba completamente de mi. Me negué a trabajar y me encerraron en un calabozo.

Estaba triste y preocupado. No sabía qué hacer para escapar de ahí. Atardecía y no encontraba ninguna solución. Seguía pensando cuando unos ruidos me alertaron. Apareció un escarabajo viejo y gigante que me ayudó a salir por un agujero. Nos empezaron a perseguir los soldados del castillo, pero pudimos escapar.

Llegamos, completamente agotados, a un oasis y me dormí junto a una palmera con el escarabajo, que desde que apareció, estaba siempre a mi lado. Al amanecer, vi a lo lejos un pueblo y nos acercamos. Cuando llegamos, vimos sacerdotes por todos los lados. Era un pueblo de sacerdotes.

Uno muy amable nos dejó ir a su casa, se llamaba Aha-Nakht y me bautizó como Jepri, que quiere decir dios de los escarabajos. Me llamó así por mi amigo inseparable.

Me tuve que acostumbrar a la vida sacerdotal, que no estaba nada mal.

Pero no se me había olvidado que tenía que volver a Inglaterra. Y le conté mi historia a Aha-Nakht, que por cierto no se la creyó. El escarabajo intentó explicarle algo, o al menos eso creí. Se comportaba de la misma manera que cuando nos escapamos. Yo creo que algo tramaba.

Un día, llegó al poblado la noticia de que había un fugitivo suelto por el desierto. Le dije al sacerdote que era yo, y que tenía que escapar. Aha-Nakht me dio pan integral y un machete. No entendía muy bien como un sacerdote tenía un machete en la capilla y me lo daba a mi, que en ese momento, era un esclavo fugitivo.

El escarabajo se acordó de algo y sacó  una nota que tenía escondida. La nota decía lo siguiente:

<< Go to the Menfis´ castle. When you arrive there, go to the prision. You have to do a hole and you  will find “the iron maximum”. After that, you have to pick up five palm’s leaves. Then, you have to go to the Big Sand Hill. When you are on the top, turn left, and go on betwen the two statues. There, you have to   catch a ruby and go to the sphinx’ tail. There, you have to build the special bed with “the iron maximun”, the five leaves and the ruby and finally, play the magic song. >>

 

Me despedí de Aha-Nakht y fui detrás del escarabajo que echó a correr hacia el lado indicado. Estaba asustado porque tenía que volver al castillo del que me había escapado hace unos días. Si me cogía mi amo sería el fin. Una vez ahí, pensé cómo colarnos en la fortaleza y me acordé del agujero por el que nos escapamos. Una vez dentro, cavamos sin hacer ruido y encontramos el “hierro máximo”. Lo cogimos y salimos corriendo. Nos subimos a la palmera que estaba cerca de ahí para coger las cinco hojas. Vimos la colina de arena, giramos a la izquierda y corrimos agachados hasta las preciosas estatuas. Eran tan bonitas que parecía un pecado arrancarles un rubí, pero lo hicimos con la ayuda del machete. Fue un poco difícil llegar hasta la esfinge porque había soldados, pero cuando parecía que no íbamos a lograrlo, apareció una carroza. ¡Era Aha- Nakht! Les despistó. Ese era nuestro momento. Salimos sin que se dieran cuenta y fuimos directamente a la cola de la esfinge, que estaba encantada. Allí, el escarabajo montó la cama mágica con todo lo que habíamos recogido, sacó una flauta muy pequeña y tocó una especie de melodía para convertir  la cama en una cama encantada.

partitura Mariano

Me metí en la cama y aparecí en el laboratorio de mi abuelo. Mi abuelo estaba junto a mí. Yo le expliqué mi aventura y se la creyó. No solo eso, me dijo que él era el escarabajo y que era muy raro si se viaja por la cama encantada, reencarnarse en un humano. También dijo que él escribió la nota. Le agradecí a mi abuelo todo lo que había hecho por mí.

Mariano Mur-33

Al llegar al colegio nadie me creyó y me tomaron por un niño pequeño. Yo estaba triste porque nadie me creía y pensé en dejarlo todo y cambiar de vida.  Esa misma noche me metí en la cama del laboratorio y fui al pueblo de sacerdotes. Aha-Nakht me acogió y le dije que me gustaría vivir allí. Él se alegró mucho. Me dio ropa nueva y me nombró monaguillo. Me preguntó si no iba a volver con mi familia, yo le contesté que no. Yo sabía que podía ver a mi abuelo cuando quisiera, gracias a la cama encantada.

FIN

Te preguntarás como te ha llegado este libro. Fui a la esfinge y lo puse en la cama encantada.

Mur, Mariano