25 de junio de 2022

Antes de compartir, agradecer: gracias, Nikita, por regalarnos este texto y abrirte para que vivamos y sintamos tu experiencia. Espero que, cuando la leamos el jueves, te encuentres entre las personas presentes . ¡Toda nuestra fuerza!

25 de junio de 2022

Querido diario,

Hoy ha sido el día más feliz y el más triste de mi vida. He dejado atrás todo lo que conocía, todo lo que me ataba, todo lo que me oprimía. He dejado atrás Rusia, mi país natal, el lugar donde nací, crecí y me enamoré. El lugar donde también sufrí, temí y me escondí. El lugar donde la guerra se desató y la libertad se extinguió.

Hoy he llegado a España, mi nuevo hogar, el lugar donde espero empezar de nuevo, vivir en paz y ser yo mismo. El lugar donde puedo abrazar a Alexei, mi esposo, mi compañero, mi alma gemela, sin miedo a ser juzgado, perseguido o castigado. El lugar donde el sol brilla y el mar nos acoge.

Ha sido un viaje largo y difícil. Hace meses que planeamos escapar de Rusia, cuando nos enteramos de que había atacado a Ucrania y estaba cometiendo atrocidades en su territorio. Nos horrorizamos al ver las imágenes de los bombardeos, las ejecuciones, las torturas. Nos indignamos al escuchar las mentiras del gobierno, las amenazas del ejército, las consignas del partido. Nos angustiamos al pensar que podíamos ser llamados a filas, obligados a matar o morir por una causa injusta.

No podíamos quedarnos allí. No queríamos ser parte de esa locura. No queríamos vivir en un país que nos negaba nuestros derechos, nuestra dignidad, nuestra identidad. No queríamos arriesgar nuestras vidas por un régimen que nos odiaba.

Decidimos irnos a España, el país donde nos conocimos hace cinco años, cuando fuimos de vacaciones y nos enamoramos a primera vista. El país donde nos casamos hace dos años, cuando aprovechamos una escapada y nos juramos amor eterno. El país donde siempre soñamos con volver y establecernos.

Pero no fue fácil. Tuvimos que esperar meses para que nos expidieran los pasaportes, para que se abrieran las fronteras, para que hubiera un vuelo disponible. Tuvimos que soportar el estrés, la ansiedad, la incertidumbre. Tuvimos que fingir normalidad en el trabajo, en la calle, en la familia. Tuvimos que ocultar nuestros planes, nuestras maletas, nuestro diario.

Fue una agonía. Cada día era una tortura. Cada noche era una pesadilla. Cada noticia era una puñalada. Cada llamada era un sobresalto.

Pero no perdimos la esperanza. Nos dimos fuerza el uno al otro. Nos recordamos nuestro amor. Nos imaginamos nuestro futuro.

Y al fin llegó el día. El día en que pudimos subir al avión y dejar atrás el infierno. El día en que pudimos respirar aliviados y sentirnos libres. El día en que pudimos sonreír sin miedo y llorar de felicidad.

Hoy ha sido ese día. Hoy hemos llegado a España. Hoy hemos empezado nuestra nueva vida.

Te escribo desde nuestra habitación de hotel, con Alexei a mi lado, durmiendo plácidamente. Lo miro y siento una emoción indescriptible. Lo beso y le susurro “te amo”. Él me abraza y me dice “yo también”.

Mañana saldremos a explorar la ciudad, a buscar un piso, a hacer amigos. Mañana empezaremos a construir nuestro sueño.

Pero hoy solo quiero agradecer. Agradecer al destino por habernos unido. Agradecer a la vida por habernos salvado. Agradecer a España por habernos acogido.

Y agradecerte a ti, querido diario, por haber sido mi confidente, mi consuelo, mi testigo.

Gracias por escucharme.

Te quiero

 

 

Print Friendly, PDF & Email