Opinión: desaparición del Servicio de Colaboradores Didácticos en Aragón

Firma: Josean Torres Santolaria

La semana pasada nos confirmaban que para el curso que viene, 2016/2017, ya no existirá el Servicio de Colaboradores Didácticos, que se manifestaba, entre otras vías, a través de este blog. COLABORAULATIC lo llamamos. Espero que a pesar de que dejemos de ser Colaboradores, podamos seguir manteniendo vivo el blog y su espíritu.

He tenido el gusto de trabajar los dos últimos años en este Servicio. Reestructuraciones de la Red de formación y otros motivos, sobretodo de índole económica, dan por finalizado el trayecto. Como sabéis mi futuro cercano está en mi nuevo destino, de vuelta al aula, pero no quería dejar pasar este momento sin escribir algunas líneas sobre el hecho de la desaparición de este Servicio, que pondré siempre con mayúscula.

4 colaboradores quedábamos en Aragón, de los 18 que hubo en la idea de partida de esta figura de apoyo TIC en aula. La crítica(constructiva), intentaré hacérsela llegar a quien corresponde, pero en resumen puedo decir que pienso que los Colaboradores no sólo no deberían haber desaparecido, sino que debería de haberse aumentado su dotación. No sólo en la línea TIC, sino en otras áreas de actuación. Todo en paralelo a cambios drásticos que a mi entender son necesarios en la formación del profesorado. Entiendo en la situación precaria actual que desaparezcan los colaboradores. Pero lo que no entiendo son los mecanismos que hacen que esa situación precaria se manifieste de una forma tan drástica en la formación de los docentes, en un momento como el que nos toca vivir. Al final todo son prioridades. Y yo, que creo en la educación como pilar de la revitalización de un país, creo también en la formación del profesorado como motor para que personas, metodologías y procesos, cambien en el sentido de facilitar una educación moderna, adaptada al mundo actual, y a las infraestructuras, contextos, y tipo de alumnado que tenemos. No estamos en 1960. Pero como en 1960 estamos funcionando en muchos aspectos. Para conseguir un cambio en la formación del profesorado, dirigido hacia lo que yo entiendo pertinente a los tiempos actuales, debería haber recursos para una formación general de TODOS nuestros docentes, no particular de aquellos valientes que por encima de su ya apretado horario sacan un rato de su tiempo libre para formarse.
Y esos recursos pasan entre otros, desde mi punto de vista, por reservar ciertas horas de la jornada lectiva de un docente, para la formación obligatoria en materias relevantes para la evolución de nuestros mecanismos de trabajo. Sí, obligatoria. Y sí, dentro de la jornada laboral. Esta idea no debe ser tan mala cuando en países a los que no vemos ni la matrícula trasera en materia de educación, la llevan adelante sin ambages.
Y claro, esta idea no se sostiene sin la existencia de formadores cercanos al centro, no ponentes gurús de moda y alto caché. Formadores que desarrollen su labor codo con codo con los maestros y profesores, no en una sino en varias líneas. Llámense Colaboradores, o llámense Asesores de formación docente, con otro perfil distinto al administrativo, que es el actual(desde la reducción del 50% de asesores de formación en 2011 la cercanía al centro de los asesores, en especial de la zona rural, es una utopía) Hablo de Aragón, en otras comunidades españolas se han reducido casi a la nada las estructuras de formación docente. Para mucha gente, la formación del profesorado es prescindible. Así nos va.
Creo que necesitamos más recursos, personales, materiales, en la formación del profesorado, que es una parte importante, a veces poco y mal valorada, de la educación y su reciclaje, evolución, actualización, y desarrollo. Una parte de esos recursos, que me ha tocado defender personalmente, desaparece, y dejo aquí esta reflexión desde el respeto a quien o quienes toman las decisiones en un marco tan complicado.