Historia del museo

La historia del ser humano ha pasado por generar y acumular objetos que en su momento pudieron parecer interesantes a la sociedad de turno para ser guardados y expuestos de una forma determinada. Lo que hoy se expone en los grandes museos de todo el mundo pudo dormir el sueño de los justos en otra época histórica. Y ahí radica la importancia de conocer el origen de las colecciones y de las iniciativas, tanto públicas como privadas, que pretenden poner en valor el patrimonio, que en otros momentos pudo estar dejado de lado.

El actual museo tiene su origen en el desmantelamiento, en junio de 2005,  del antiguo Museo de Ciencias Naturales que había en el centro. 

La pérdida del antiguo museo se fundamenta en la escasez de espacios del centro para instalar convenientemente el Ciclo Formativo de Grado Superior de Sonido por un lado, pero también en la escasa utilización del antiguo museo por una falta de planificación de su función didáctica.

A la pérdida del espacio expositivo, se añadió el menoscabo  y la fragmentación de las diferentes colecciones y la ruina irreversible de numerosos ejemplares, especialmente de aves,  invertebrados, herbario, mamíferos, anfibios y reptiles, por ese orden.

No obstante y desde ese mismo momento, conscientes de la catástrofe ocurrida, los integrantes del departamento impulsaron varios proyectos para recuperar el museo  propiciando iniciativas de diversa índole, algunas de ellas excelentes; pero todas resultaron infructuosas.

En 2009, el Equipo Directivo del momento instaló en el piso superior del centro, una zona denominada rotonda, dos vitrinas y una plataforma en las que se exponían ejemplares seleccionados por su rareza o vistosidad. La iniciativa no tuvo continuidad por el elevado coste de las estructuras.

En  septiembre de 2019, con el decidido apoyo del Equipo Directivo en ejercicio, se inició un proyecto de localización y comprobación del estado de los ejemplares y su reubicación en un espacio adecuado en el ámbito de la asignatura de Cultura Científica de 1º de Bachillerato Nocturno, contando con la colaboración de todos los alumnos que la cursaban. En cuanto al espacio, dada la precariedad de posibles ubicaciones existente en el centro, se concluyó que la rotonda utilizada en 2009 era el lugar que mejor podría albergar los ejemplares si se efectuaban pequeñas modificaciones.

Con la experiencia de los intentos precedentes, en esta ocasión el proyecto se basó en la premisa de máximo aprovechamiento de los recursos propios y mínimo presupuesto económico. 

Así, el trabajo de localización, traslado y limpieza de los ejemplares fue realizado por los alumnos  y el profesor de la asignatura de Cultura Científica de 1º de Bachillerato Nocturno en el horario de la materia hasta que resultó posible. Con la suspensión de las clases en marzo de 2020 por la COVID 19, este trabajo se concluyó por el profesor ya en solitario.

Se eligieron como material fundamental de soporte para los ejemplares, estanterías metálicas almacenadas o infrautilizadas en diferentes dependencias del centro que además tienen la virtud de ser suficientemente inocuas para la conservación de los ejemplares.

Se ubicaron unas plataformas centrales, realizadas por el departamento de mantenimiento de otro centro oscense, sin más coste que los materiales empleados y en ellas se presentaron los ejemplares más sobresalientes. La instalación eléctrica la realizó el empleado de mantenimiento del instituto.

El nombre del Museo se debe a la inestimable colaboración de los Departamentos de Latín, Griego y Lengua Española del centro que respondieron con ilusión a la propuesta del nuevo museo.

Sólo se detrajeron recursos económicos del centro en la compra de las nuevas luminarias y cinco baldas de cristal para la exposición de moluscos y fósiles, para el cerramiento superior de la mampara que separa este espacio del resto del centro y para las cartelas de los ejemplares y rotulación del cierre, además del material fungible.

La procedencia de los ejemplares que conforman las colecciones es diversa. Carecemos de un registro de recepción de los mismos aunque se sabe que proceden en su mayor parte de las remesas de envío del Ministerio de Instrucción Pública desde 1845 a los recién creados Institutos Provinciales, probablemente canalizados a través del Museo de Ciencias Naturales de Madrid; otras el resultado de donaciones de empresas y particulares, incluso donaciones de antiguos alumnos; por último, algunos otros seguramente tendrán raíz  en la propia Universidad Sertoriana de Huesca que dio origen al Instituto.

Con todo este esfuerzo y con escasos recursos económicos, este nuevo espacio expositivo de naturaleza nace abierto a toda la ciudad de Huesca en general y  al instituto en particular. Se pretende que los ciudadanos visiten y conozcan los fondos del centro pero también que sea  un decidido apoyo a las iniciativas didácticas de los diferentes profesores de este y de otros centros, y no solo de Ciencias Naturales.

Actualmente los esfuerzos están centrados en una modernización de la exposición a través de actividades didácticas y una interesante y completa página web, de manera que se prevé una utilización útil para el asentamiento de conocimientos sobre ciencias naturales tanto para la comunidad educativa como para los adultos no relacionados con ella, ahondando así en el aumento de la cultura científica de la población en general.

 

¿CÓMO ES DE RERUM NATURA?

De rerum natura se sitúa en la primera planta del edificio principal del Instituto Ramón y Cajal de Huesca, en una zona denominada como Rotonda. 

Al abrir la puerta se abre ante nosotros en una sala semicircular de aproximadamente algo más de 70 metros cuadrados. Solo una fina pared desmontable lo separa de los bulliciosos pasillos donde los estudiantes derrochan vitalidad y constituyen una parte imprescindible en la idea del museo, puesto que van a contribuir de forma mayoritaria a esa parte esencial que es el público del museo.

Orientado al este, recibe la luz solar por las mañanas, lo que resulta de la máxima conveniencia pedagógica, puesto que coincide con los horarios escolares y los alumnos pueden realizar la visita en una sala ya iluminada por el sol de la mañana.

Nada más entrar, llama la atención la gran cantidad de animales disecados expuestos, animales taxidermizados, es decir, vacíos y huecos, con ojos de cristal, pero adoptando las posturas más naturales posibles,  como cuando en vida la sangre corría por sus venas. La estampa es impresionante y apabulla un poco. La sensación es casi de Arca de Noé, pues no hay todavía una distribución racionalizada, lógica, de estos seres y vemos convivir en alegre despreocupación al zorro con el tiburón, por poner solo un ejemplo.

Lo más llamativo de la colección expuesta es la de animales disecados, que cuenta con 240 ejemplares, pero hay otras dos colecciones, igual de importantes pero menos vistosas fundamentalmente porque están compuestas por menor número de ejemplares y de menor tamaño. La colección de fósiles, que cuenta con 52 ejemplares, todos caracterizados aunque no descritos y la colección de minerales, sin caracterizar ni describir por el momento, se conforma por alrededor de 30 especímenes. 

La percepción al entrar en la sala es de un museo del siglo XIX sumergido en el siglo XXI, cuyo objetivo no es la mera exhibición, sino la sensibilización como fórmula de estudio para mejorar y conservar los hábitats precarios de estos seres que comparten el planeta con nosotros, y la divulgación de la vida y del patrimonio geológico que tenemos alrededor.