El 9 de noviembre los alumnos de cuarto de la ESO que estudiamos Física y Química fuimos de excursión a San Sebastián acompañados de nuestras profesoras Ana Puerto y Arancha Isasi para visitar el Museo de las Ciencias.
MARIO BELÍO
Salimos de Jaca a las ocho de la mañana, el viaje se me hizo muy largo, ya que yo estaba intentando dormir pero mis compañeros hacían mucho ruido y no me dejaron.
En el museo nos explicaron propiedades de la electricidad e hicimos varios experimentos. Después nos separaron en dos grupos, mi grupo se dirigió a una sala del museo en la cual había expuestos cuerpos humanos disecados. Mientras el guía explicaba las partes del cerebro, un compañero y yo nos pusimos a debatir si eran cuerpos humanos reales o falsos. Yo decía que eran reales y mi amigo decía que eran falsos y lo argumentaba comentando que sería muy sádico y asqueroso tener cuerpos humanos reales expuestos. Entonces el guía nos oyó y nos preguntó sobre qué hablábamos, se lo explicamos y nos dijo que eran reales.
Después de la hora de comer estaba planeado ir a ver el Peine del viento (escultura metálica que se encuentra al lado de la playa) pero finalmente no fuimos ya que estaba lloviendo y hacia mal tiempo.
JAIME CAPILLAS
Llegamos a San Sebastián sobre las 10:30 de la mañana y seguidamente almorzamos en un sitio cubierto para protegernos de la espesa y punzante lluvia. Empezamos la visita guiada a las 11 en punto. Nos dividieron en dos grupos y los alumnos de mi grupo fuimos a ver una sala llamada “efectos ópticos”: el guía metió a dos compañeros (al más alto y al más pequeño) en distintas esquinas de una sala, nos dijo que miráramos por un agujero y, sorprendentemente, era al revés, el pequeño era el alto y el alto el pequeño.
Después fuimos a un centro comercial para comer. A continuación, unos cuantos fuimos a la playa de la Concha. La playa estaba increíble, la arena estaba suave y blanda pero el agua, que era cristalina, estaba congelada y nadie se atrevió a meterse.
Finalmente, nos dirigimos al autobús que nos llevaría de vuelta a Jaca. Fue un día muy emocionante.
VICKI SOPEÑA
En la primera sala a la que nos llevaron vimos una cama de faquir (cama de clavos) y nos dejaron tumbarnos para comprobar si era verdad que no hacía daño al tumbarse; en la siguiente sala nos permitieron entrar en un laberinto de espejos donde más de uno se chocó contra otro… La última habitación fue mi favorita, estaba llena de cuerpos de personas reales cubiertas por silicona para que no se estropeasen ni deteriorasen, también nos dejaron coger un encéfalo de verdad.
MARIANO MUR SERRANO
En primer plano, se puede ver una bola de cristal transparente y grande. Contiene en su interior unos rayos de color violeta brillantes como relámpagos en una tormenta. Se pueden observar las huellas sobre el cristal, de otros que al igual que yo han querido hacerse una foto y probar el experimento.
Tras la bola estoy yo, apoyando las manos en la gran bola con los brazos abiertos. Vestido con una chaqueta de color naranja e impermeable que me protege del mal tiempo que hace fuera.
Miro asombrado el efecto que se produce al colocar las manos sobre la bola. Los rayos de color violeta se dirigen a mis manos. Un rayo alcanza mi mano izquierda dándole un efecto rojo brillante mientras otro rayo se acerca a mi mano derecha.