Cuentan que el poeta satánico Lord Byron ordenó convertir un cráneo en una copa ornamentada con la que realizaba sus libaciones. Este es el poema que escribió el autor en el que “el dueño” del cráneo nos comenta que prefiere ser útil conteniendo vino y sirviendo al hombre que ser pasto de los gusanos. Exhorta al deleite, a la vida, a la embriaguez (carpe diem) pero… “mientras puedas”; y quizá, tú, el día de mañana, también seas afortunado transformándote en otra copa de vino.
VERSOS GRABADOS EN UNA COPA HECHA CON UN CRÁNEO
Ni te sobresaltes ni creas que mi espíritu huyó;
en mi contempla al único cráneo,
del que, al revés de una viviente cabeza,
todo lo que fluye nunca es aburrido.
Viví, amé, bebí a grandes tragos como tú:
morí: que la tierra renuncie a mis huesos;
lléname: tú no puedes hacerme daño;
el gusano tiene labios más viles que los tuyos.
Mejor es contener a la uva burbujeante,
que criar la viscosa progenie del gusano terrestre,
y rodear en la forma de la copa
a la bebida de los dioses, que no al alimento del reptil.
Cuando por casualidad una vez mi ingenio brilla,
en ayuda de los demás, deja que brille;
y cuando, ¡ay!, nuestros cerebros hayan desaparecido,
¿qué substituto más noble habrá que el vino?
Bebe a grandes tragos mientras puedas: otra raza
cuando tú y la tuya, como la mía, se haya perdido,
puede que te rescate del abrazo de la tierra,
y rime y se deleite con los muertos.
¿Por qué no? Ya que mediante el breve día del vivir,
nuestras cabezas efectos tan tristes engendran,
redimidas de los gusanos y de la arcilla desgastada,
esta posibilidad tienen de ser provechosas.