CARLOS ALLO LATORRE
Ganador de la II Olimpiada de Filosofía de Aragón en su modalidad de ensayo y representante de nuestra Comunidad Autónoma en el concurso nacional Olimpiada Filosófica de España.
CLASIFICADOS DESDE EL NACIMIENTO – ENSAYO FILOSÓFICO
Me acuerdo como si fuera ayer de todos los días en los que me preguntaba por qué somos quienes somos, o dicho de otra manera, qué es lo que determina nuestro ser, si la naturaleza o la cultura. Pasé días y días creyéndome un verdadero investigador y filósofo, ya que buscaba respuesta a una pregunta que a simple vista parecía ser sencilla. Cuando conté a mis amigos lo que estaba haciendo, ellos se reían y me decían que dejara de hacer eso, que eso lo tenían que hacer las personas más mayores, que ahora nosotros nos teníamos que centrar en estudiar y ligar. Sin darme cuenta hasta el final, ellos me habían dado la respuesta.
Lo primero que hice fue buscar a qué se refieren los términos naturaleza y cultura cuando hacemos referencia al ser humano; a pesar de que existen muchísimas definiciones de naturaleza para este aspecto, podemos decir que la naturaleza es “la configuración inicial” que a un ser natural le viene dada en sus genes desde el momento en que nace, siendo común a todos los seres de su especie y diferenciándolo de las demás, mostrándonos así su “physis””. Sin embargo, la cultura no nos viene dada desde el nacimiento, sino que la vamos adquiriendo y aprendiendo conforme pasa nuestra vida. Como nos dice Tylor, la cultura es “aquel todo complejo que incluye el conocimiento, las creencias, el arte, la moral, el derecho, las costumbres, y cualesquiera otros hábitos y capacidades adquiridos por el hombre”.
Una vez tuve claro a qué se referían los términos naturaleza y cultura, analicé dos situaciones diferentes. En la primera de ellas, a un ser humano considerando a la naturaleza como única fuente que determina su ser, mientras que en la segunda situación sería completamente al revés, es decir, será tan solo la cultura la que lo determine.
Respecto a la primera situación encontré un relato de Rousseau, llamado el mito del buen salvaje, el cual contaba que antes de la aparición de la cultura, los seres humanos vivían en un estado de naturaleza real, en donde todas las personas eran buenas. Sin embargo, cuando aparece la civilización y con ello la cultura, nos volvemos más egoístas, por lo que Rousseau afirma que los seres humanos somos buenos por naturaleza y la sociedad nos corrompe. Aún así, este relato es tan solo un mito y por tanto no se puede considerar como un argumento real, y además parece que la realidad discrepa de este filósofo.
Algunas situaciones reales en las que prácticamente no está presente la cultura son los niños salvajes. Estos niños son seres humanos que se les aleja de la sociedad en sus primeros años de vida, y para ello se les deja en medio de la naturaleza o se les encierra en una habitación donde solamente reciben comida, la cual engullen. Al no tener contacto con otros seres humanos, no pueden desarrollar el lenguaje y tampoco pueden llegar a elaborar un juicio crítio, perdiendo así sus primeros años que son los más importantes para desarrollar los principales patrones culturales. Así pues, cuando pasados unos años se les rescata, estos niños tan solo saben respirar, comer, y muchos de ellos no son capaces de andar correctamente, ya que nadie les ha enseñado, es decir, no han aprendido absolutamente casi nada nuevo desde su nacimiento. Cuando se les intenta integrar en la sociedad ya es demasiado tarde, ya que su fase crítica del lenguaje ha pasado. Las consecuencias son claramente visibles, ya que tan solo desarrollan una pequeña parte de su pensamiento y por tanto, no consiguen aprender el lenguaje como lo hubieran hecho en la edad de la infancia, que es de gran importancia, ya que gracias a él interpretamos, comprendemos y enjuiciamos el mundo en el que vivimos. Al descubrir esto empecé a descartar la posibilidad de que fuera la naturaleza únicamente la solución a mi pregunta inicial, ya que, aunque la naturaleza esté presente en nosotros, sin cultura no podemos ser quienes somos.
Llegado a este punto, me resultó bastante obvio afirmar que era únicamente la sociedad la que nos determina como seres humanos, pero a la hora de argumentarlo descubrí que no estaba del todo en lo cierto. Cuando me puse en la situación de que un ser humano tuviera tan solo cultura, descubrí que esto tampoco era posible, porque seríamos un cuerpo determinado pero sin esencia y sin determinación genética.
Al saber que ni la cultura ni la naturaleza por separado determinan nuestro ser, decidí considerar que las dos en conjunto son la respuesta, y después ver cuál de las dos influía más sobre nosotros y nos hacía diferenciarnos. Así pues, decidí analizar la vida de cualquier persona corriente, para de esta manera, intentar dar respuesta a la pregunta del millón.
Cuando nacemos, normalmente todos los seres humanos tenemos una genética similar. Todos podemos comer, respirar… y por supuesto, la naturaleza nos proporciona también un cerebro, que con ayuda de la cultura podremos utilizar y desarrollar. Poco a poco, en los primeros años de vida, gracias al cariño y a la dedicación de las personas que nos rodean (familia, educadores, etc, que son de gran importancia, ya que son los que nos transmiten el saber cuando somos pequeños) y fundamentalmente a través del lenguaje, vamos aprendiendo a cómo debemos de actuar en cada momento y comprendiendo la sociedad en la que vivimos mediante sus normas, costumbres, tradiciones… al mismo tiempo que desarrollamos nuestro intelecto, pensamiento y capacidad humana. Durante el resto de la vida, también podemos ir aprendiendo cosas nuevas o incluso, gracias al fenómeno de la neotenia, adaptarnos a una nueva cultura, ya que en nuestro mundo existen y convivimos con muchísimas culturas diferentes.
Una vez observada cómo es la vida de un ser humano, teniendo en cuenta tanto a la naturaleza y como a la cultura, aún tenía mis dudas sobre por qué somos quienes somos y cuál nos influye más sobre nosotros. Para encontrar la esperada y ansiada solución que llevaba buscando tantos días me faltaba algo que no lograba encontrar.
Pensando y pensado… EUREKA! Se me pasó por alto darme cuenta de la gran presión que ejerce la cultura sobre nosotros… Desde el primer momento tenía en mi mano la solución, pero no la supe encontrarla hasta este punto. Como he mencionado antes, cuando les conté a mis amigos lo que estaba haciendo, ellos me dijeron que esto de hacerme preguntas sobre el ser humano era para gente mayor y no para mí, que al ser joven, tenía que centrarme en divertirme y ligar… A simple vista no parece que esto nos pueda aportar nada, pero si lo analizamos bien nos muestra un claro ejemplo de cómo la sociedad puede influir en una parte de nosotros. Desde que nacemos ya nos dividen por sexos, y los sexos traen consigo directamente la manera de ser y de actuar, encerrándonos en unos perfiles que debemos de cumplir si queremos ser respetados y encajar en la sociedad, por tanto, la cultura está determinando nuestro ser sin dejarnos elegir. Esta división se hace así por una simple diferencia, que suele ser todo lo relacionado con el cuerpo (órganos, músculos…) ¿Por qué esta división no se efectúa por el color de pelo o por el color de los ojos? Mucha gente responderá diciendo que eso es así porque siempre lo ha sido, por tradición, dando como respuesta una falacia, que por lo tanto no nos es válida como respuesta. Así pues, para esta pregunta no podemos encontrar una solución que sea válida como tal, ya que o se responderían falacias como en el ejemplo anterior o, simplemente, nos darían una solución que no tuviera mucho sentido. Además de por sexos, también estamos clasificados en función de nuestro trabajo, de nuestra edad, ¡Y en muchas otras cosas más!
Parece que había llegado por fin a la solución final. Mi pregunta inicial respecto a qué es lo que determina nuestro ser y por tanto, nos hace ser quienes somos, parecía haber cobrado solución. Aunque tanto naturaleza como cultura son muy importantes en la vida de un ser humano, la cultura influye mucho más en nosotros. Para empezar, la cultura nos permite desarrollar el pensamiento gracias al cerebro proporcionado por la naturaleza. Además, también nos clasifica y nos divide dentro de nuestra especie, cuya agrupación más grande será su separación por géneros, que nos “obliga” a seguir una manera de ser y de actuar en función de nuestro sexo, determinando la cultura lo que nos hace ser quienes somos.
Así pues, encontrada la respuesta di por finalizada mi investigación, pero días más tarde, sabiendo que la cultura nos puede llegar a determinar tanto, me surgió una nueva pregunta que todavía hoy estoy intentando resolver… ¿Somos realmente quienes queremos ser?