VICTORIA LAVANDA – 4º ESO
Este año como todos los anteriores los alumnos de 4º de la Eso fuimos a Salou para la disfrutar de la semana azul.
Salimos el día 5 de mayo a las 7:30 de la estación de autobuses. Tras un par de horas de viaje paramos para hacer un descanso en un hotel/restaurante en la carretera donde almorzamos algo, mientras todos juntos nos reíamos de las tonterías de unos y otros.
Reanudamos el trayecto y alrededor de una hora más tarde estábamos en Tarragona para ver Tarraco con su muralla, un museo, y algunos otros restos de la antigua ciudad. Tras hacernos algunas fotos en un torre con demasiadas escaleras, nos fuimos a comer bajo las advertencias de Quique, como no ir a la playa (lo que todos teníamos en mente hacer, dado el calor que hacia) y algunas otras cosas por el estilo.
Después de comer volvimos a subir al bus para ir a Salou y en cuanto llegamos, nos faltó tiempo para ponernos el bañador y prepararnos para ir a la playa sin percatarnos de que había refrescado un poco, aun llevando sudaderas para llegar a la playa en cuanto llegamos y sin pensárnoslo dos veces, corrimos todos hacia el agua con la gran sorpresa de que el agua estaba algo más fría de lo que esperábamos. Tras unas fotos y baño, volvimos al hotel con algún parón en la piscina y tras la ducha bajamos a cenar donde a todos nos faltaba plato para poner comida. Esa misma noche tuvimos tiempo libre y pasamos ratos disfrutando de la buena temperatura en las terrazas, bajamos a bailar un rato y salvo algún pequeño incidente, todo transcurrió con tranquilidad.
Al día siguiente nos tocaban todas las actividades en la playa (kayak, catamarán y banana). Ese día fuimos a la playa de Cambrils donde nos esperaban con todo preparado para empezar cuanto antes las actividades. Nos dividimos en tres grupos de los cuales cada uno empezaría por una actividad, en mi caso empecé por los kayak y junto con otros amigos y un monitor salimos de la playa y fuimos hacia el puerto haciendo varios descansos y cambios de kayak entre unos y otros con la compañía de las medusas que nadaban a nuestro alrededor, a continuación pasamos a la banana, primero las chicas (aun que los chicos no estuvieran muy de acuerdo con esa decisión que únicamente nosotras tomamos) fue una experiencia muy divertida a pesar del agua salada y helada saltándote a los ojos y salpicándote que junto con la brisilla fue un rato excesivamente refrescante, en nuestro caso el monitor decidió que debía ser muy divertido darle la vuelta a la colchoneta y tirarnos dos veces a la cálida agua del mar… por último nos montamos en los catamaranes donde dimos un paseo tranquilamente y riéndonos de unas cosas y otras. En cuanto terminamos volvimos al hotel y comimos, a las 5 volvimos a la playa algunos, mientras otros se quedaron en el hotel o fueron a hacer algunas compras y como bien había dicho Quique por la noche a la hora de cenar muchos aparecimos quemados (yo me quedé dormida en la terraza y luego en la playa…)
Después de cenar llegó ese maravilloso momento que todos esperábamos: ir a la discoteca que aún que nos lo pasamos muy bien e hicimos muchos amigos resultó no ser tan espectacular como todos esperábamos, y como no, algunas, que habíamos decidido ponernos tacones esa noche y después de algunas horas bailando y dando brincos, algunos de nuestros compañeros, y gracias a Dios buenos amigos, volvieron descalzos para dejarnos unas zapatillas con las que, aunque con dificultad, poder llegar al hotel.
El jueves tuvimos que madrugar un poco más ya que después de los desayunos tuvimos que coger el autobús durante una hora para llegar al lugar donde cogeríamos las piraguas para descender esos maravillosos 12km por el rio Ebro con tan poco esfuerzo… que por cierto no todos hicimos, ya que dos de nuestras compañeras tuvieron la brillante idea de, en broma, llamar a una barca, que luego resulta, que las remolco lo que les quedaba de camino; hicimos una parada a la mitad, donde los monitores nos dieron algo de comer. Al finalizar el trayecto cogimos los picnics con esa comida tan maravillosa y abundante… y fuimos a comer al embarcadero con tiempo para dormir la siesta, aunque algunos de nuestros compañeros, muy amables, se dedicaran a estampar sus restos del postre contra las paredes o remojar a otros con botellas de agua, cerca de los que intentábamos dormir. Por la tarde hicimos arborismo en un lugar cercano a donde habíamos comido, fue una experiencia que se hizo muy divertida gracias a empíricos como Pablo Alonso, con su teoría de que si en la tirolina se tiraba hacia atrás llegaría de frente (obviamente no resulto). También tuvimos la suerte de poder probar los SEGWAY. Por la noche después de cenar dimos un paseo al lado de la playa nos hicimos algunas fotos y volvimos al hotel.
El viernes por la mañana después de recoger el equipaje salimos todos hacia Port Aventura, de lo que ya todos teníamos muchas ganas, después de nuestro intento, logrado, de pasar la comida de las mochilas, nos dividimos en grupos y nos fuimos cada uno a montar en lo que nos apeteció fue un día de risas y relax para estar con nuestros amigos, a las 4:30 todos nos reunimos en la puerta de fuera para hacernos la foto de grupo y salir en el autobús hacia Jaca, en el que a causa del cansancio acumulado todos volvimos dormidos.